Ni que decir tiene que las Café Racer despiertan en los amantes del diseño grandes alabanzas, esta moto de la que hablamos hoy es: autónoma, francesa y encantadora. Una verdadera pena que esta grácil belleza se viera con tan poca frecuencia por las calles. A pesar de su relativamente confortable chasis, esta Café Racer se deja pilotar con mucha ambición por cualquier carretera de curvas. En combinación con el vivo motor de dos cilindros, es una máquina ideal para salir a experimentar la vida nocturna.
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